NUESTRA HISTORIA

Estimado visitante, antes de nada, ¡sé bienvenido! Qué duda cabe, si estás aquí no es por casualidad ni tampoco por azar, seguramente sea fruto de la curiosidad o de un buen olfato y no deja de ser meritorio, en un mundo que va tan deprisa rara vez nos subimos a ningún tren, incluso aunque pudiese suponer una gran oportunidad o incluso aunque nos suscitase un gran interés, pero aquí estás y nos alegra. Gracias y bienvenido a nuestra campaña de crowdfunding. En esta sección abordaremos punto por punto todo lo que ha sido relevante en nuestro camino, resolveremos posiblemente la mayoría de preguntas que ronden tu cabeza en este momento, y en definitiva, dibujaremos un croquis de lo que significa Byron Becquer y lo que pretendemos que signifique para el mundo.

    Origen.

Pero en primer lugar, ¿Cuál es el origen de esta idea? ¿De dónde surgió esta marca de ropa? Byron Becquer no es casual, y aunque su nombre pudiese indicar lo contrario, no es herencia del pasado ni está regentada por una familia de múltiples generaciones en el textil. Byron Becquer de hecho es un proyecto muy joven y aunque es en muchos aspectos una rareza sí comparte origen con muchas otras ocurrencias nacidas de la espontaneidad. Paseando una tarde de invierno entre los expositores del Museo del Traje nos preguntábamos por el Romanticismo, un periodo artístico tan productivo en su día como ausente en la actualidad. ¿Por qué tantas referencias a este estilo en la alta costura de pasarela y tan pocas en la moda comercial? ¿Por qué incluso en el primer caso sólo se rescataban los flecos, los volantes, y los tonos oscuros? Eran preguntas de incierta respuesta pero algo parecía claro: el Romanticismo estaba desaparecido y merecía un homenaje.

    Motivaciones y objetivos

Sin embargo, no queríamos precipitarnos, la familia Monturiol no era una de tradición textil y algunas preguntas convenía hacérselas a terceros. ¿Había en el mercado espacio para algo así? ¿De verdad lo necesitaba la gente? Si queríamos iniciar un proyecto debíamos conocer más a fondo el sector. Y así lo hicimos durante algunos meses de estudio en los que también se desarrolló un plan de viabilidad cuyas conclusiones parecían favorables. Lo cierto es que en ese momento se podría decir que el contexto lo demandaba. Corría 2017 y el textil se volcaba en toda su diversidad uniforme y nostálgicamente hacía el estilo años 80 en el que seguimos hoy inmersos, algo propio de un sector tan fluido pero impropio de uno tan variado. El asunto es que este vuelco global de la estética abría más espacio que nunca a nuevas propuestas desmarcadas de tendencias, y esta precisamente fue nuestra principal motivación, cubrir una ausencia reviviendo un noble estilo. Poner en marcha un proyecto, pues, ya no parecía tan descabellado, siempre y cuando nos moviésemos, cómo decimos, por las carencias del sector en lugar de por sus modas, entendiendo que acoplarse a ellas puede dar redito puntualmente, pero que la única forma de asentarse en un mercado es con valentía. En cualquier caso aún con la decisión ya tomada no mirábamos de ahí a un año o a dos, mirábamos de frente al futuro y lo abordamos como un proyecto muy a largo plazo con un objetivo: asentar una marca romántica en el mercado y convertirla en una alternativa reconocida por su personalidad.

    Identidad. Fase startup.

Pero lo que está claro es que con las intenciones nunca llega, así que rápidamente nos pusimos manos a la obra. Necesitábamos un nombre y para rescatar alguna idea preconcebida que pudiese tener la gente sobre el Romanticismo buscamos entre figuras de este periodo artístico. Desde luego había dónde elegir, muy buenos frutos dieron dichas décadas con los Goya, Beethoven, Delacroix, Schubert, Hans Christian Andersen...Son a menudo los literatos los que mejor cuajan la esencia de un pensamiento por lo que la figura de Gustavo Adolfo Bécquer fue desde el principio capital para nosotros. Era representativo, era popular, era patrimonio español y era sin duda un personaje querido por muchos.

Indirectamente Bécquer nos condujo a Lord Byron, un desdichado poeta apátrida admirado por Gustavo Adolfo y por todo amante de la poesía, y ambos nos abrieron de par el par las puertas del pensamiento romántico. Uno muy particular, asociado a los sentimientos, a la libertad creativa, a la valoración de la propia personalidad. Al subjetivismo, a lo genuino, a lo diferente frente a lo común. A lo misterioso, a lo pasional, a la valoración de lo nacional. Para el romántico cada persona debe demostrar lo que le hace único y actuar como demiurgo creador dentro de su propio universo, y nuestra interpretación fue que debíamos ensalzar todo aquello que pudiera hacer Byron Becquer distinta al resto de marcas.

Con todo esto nos lanzamos a una búsqueda constante de lo que nos diferenciaba. Estudiamos, incorporamos, matizamos, pero la cuestión siempre fue la misma: crear una marca empapada de referencias culturales y artísticas, de corte distinguido pero asequible para el público general, que despertase los sentidos del consumidor activo y de los amantes del Romanticismo y las bellas artes.

Precisamente de esta búsqueda surgieron los demás elementos que se erigen hoy como nuestras señas. El lobo de Gevaudán, un mito de los valles franceses muy mentado en las crónicas de la época por su misticismo y que representamos de forma heráldica en referencia a los escudos familiares que aún se blandían. La luna llena, ama y señora del escenario romántico por excelencia, la noche. Los monumentos históricos, la arquitectura gótica y las ruinas, representantes de nuestra cultura y mirilla a unos tiempos que admiramos, etc.

Pero hay un largo camino entre la teoría y la práctica, y para ser fieles a aquello que queríamos representar pronto concluimos que todo debía nacer necesariamente de varias premisas: mimar la materia prima, condensar el Romanticismo a unas pocas señas diferenciables (Señas de identidad) y en última instancia crear un estilo y producto coherentes, cohesionados y dignos de deseo.

Era la materia prima un punto especialmente sensible. Las marcas jóvenes nunca tienen acceso a los grandes proveedores y en los comienzos la libertad creativa es muy limitada, excepto con presupuestos muy elevados. La cuestión no era sencilla y todos los caminos dirigían a una disyuntiva que radicaba en elegir entre calidad y respetar márgenes. Nos importaban los márgenes pero la calidad de los tejidos resultaba innegociable para nosotros incluso en los comienzos así que sin dudarlo elegimos lo primero. Por fortuna posteriormente fuimos premiados por una fuerte reducción de costes fijos con un optimizado sistema de logística y distribución que nos daba aire. En calidad nos salimos con la nuestra y fue la mejor, algodón de fibra larga, tipo egipcio, con etiqueta ecológica.

Como decimos, no nos importaba que la materia prima viniese de lejos si el algodón era el mejor, pero si nos parecia primordial mantener a los proveedores de los demás procesos cerca nuestro. Packaging, etiquetas, bordados...En estos tiempos conocimos a todos los que son a día de hoy y para los años venideros nuestros queridos proveedores.

A partir de entonces nos centramos en cuidar la imagen y en el plan de marketing, nos preocupaba ser capaces de transmitir el mensaje y por ello dedicamos grandes esfuerzos a recrear en nuestra web la atmósfera romántica de una forma fiel y literaria. A esto le siguió la edición final del logo con las letras estilizadas, la búsqueda de colores corporativos (negro y burgundy) y en especial la primera colección de diseños, una primera aproximación al estilo preppy romantic. También empezamos a trabajar en el modelo de tienda para el futuro, en lo que percibiría el cliente al probarse nuestras prendas y caminar por nuestros establecimientos, queríamos pequeños museos, espacios todo lo vivos y creativos que merece el Romanticismo, plasmar nuestra estética entre 4 paredes, donde quedaría patente nuestro enorme poder de diferenciación y de aportar valor añadido.

Aun así en este punto seguíamos siendo una startup, el tiempo apremiaba así que tocaba ser pragmáticos ¿Qué es lo más importante si tienes una marca de ropa? Llegar a gente y que utilicen tus prendas. Por ese motivo comprendimos que debíamos enfrentarnos al consumidor sin mayores miramientos, incluso a riesgo de que pudiésemos llevarnos un coscorrón...

A lo largo de las últimas semanas de verano de 2018 nos dedicamos a realizar precarios pero sucesivos testeos de venta. Durante los preparativos las dudas eran totales, ¡en realidad no sabíamos ni siquiera si seríamos capaces de organizarnos!, pero con paciencia y buen hacer de alguna forma lo logramos y, curiosamente, resultaron ser un éxito! Más allá del buen numero de prendas vendidas nuestra sorpresa fue que la gente entendía en seguida nuestro lenguaje, con un vistazo comprendían lo que queríamos transmitir y las conversaciones fluían con naturalidad y sin mayores parafernalias. Tuvimos la ocasión de charlar con muchas familias y con amantes de la literatura (Becquer tiene tantos fans!...), pero también con turistas y consumidores de estilos alejados al nuestro, las impresiones eran muy positivas. E importante, se percibía una llamativa equidad, pues parecían interesarse mujeres y hombres por igual! Algo que se ha confirmado en nuestros primeros meses en tienda y por lo visto muy atípico en jóvenes proyectos, los proveedores nos llamaban literalmente LOCOS cuando les decíamos que venderíamos para ambos géneros.

    Primeros pasos. Camino.

Toda esta información fue muy valiosa, y nos lanzó hacía lo que llevábamos meses planeando en nuestras cabezas: dar el salto definitivo al textil y convertir en empresa nuestra startup. Sin embargo no todo iba a ser un camino de rosas, los gastos durante los meses de testeos habían sido grandes y aún debían ser mayores en unos hipotéticos meses de arranque. Por ese motivo optamos por hacer lo mismo que estamos haciendo ahora, recurrir a las gentes y ganar impulso colectivamente.

La fórmula elegida fue una campaña de crowdfunding, sólo de esta forma Byron Becquer podía convertirse en una realidad y sabíamos que el reto era total, las plataformas dedicadas al crowdfunding se suelen limitar a colaborar con proyectos del sector fintech (aunque casi todos terminen siendo un bluf) y con presencia de grandes inversores detrás, así que debíamos encontrar nuestra propia fórmula.

Inicialmente pensamos en Indiegogo y en Kickstarter, aunque nos condicionaban en el idioma y no permitían la venta de participaciones, también en la figura de los business angels, pero estábamos al tanto de sus abusivas condiciones de entrada y no nos parecía acertado dejar el proyecto en manos ajenas simplemente por acortar plazos. Incluso pensamos en Instagram, aunque sabíamos que sin crear mucho ruido en redes sociales nos costaría dar con gente que por edad e intereses pudiese embarcarse en un proyecto empresarial.

Fue así como finalmente, y más por casualidad que por convencimiento, dimos con Milanuncios! El más insospechado y el menos especializado en crowdfunding de entre las opciones fue finalmente nuestro punto de encuentro particular, y a día de hoy Byron Becquer puede presumir de ser posiblemente el único proyecto 100% Milanuncios funded. Anécdotas aparte, así fue cómo se materializó Byron Becquer SL. Una ronda express de financiación de 2 meses, estupendos compañeros de viaje, y 70.000€ para convertir planes en realidades, para aprender, para crecer y para darnos a conocer.

¿Qué mejor comienzo que el aliento de nuevos amigos? Nuevos ánimos, nuevos ingredientes y los mismos intereses. Y con estas nos lanzamos al mercado a batallar con veteranas y jóvenes marcas. Cada cuál con sus estrategias y sus fortalezas pero todas interesadas en caerle mejor que el prójimo a los millones de miradas errantes del mundo físico y online.

Nosotros nuestra estrategia la teníamos clara. Venta exclusivamente online para mantener los costes al mínimo, alcanzar a mucha gente a buen precio con estrategias de smart marketing de segmentación de públicos y la promoción vía mini-influencers, y crecer poco a poco. Sin embargo, se avecinaba tormenta, por entonces a principios de 2019, aún era rentable anunciarse en Facebook Adds, pero la burbuja Facebook implosionó repentinamente con el escándalo de Cambridge Analítica y la millonaria multa a la compañía de Zuckerberg cambió radicalmente su forma de hacer anuncios. Las segmentaciones se limitaban, los anuncios de encarecían, los horarios de programación de anuncios desaparecían y para colmo el alcance orgánico se suprimía algo que nada más empezar nos hacía replantearnos nuestra presencia en esta red social. Era preferible que nos pasase al comienzo que durante la marcha pero era en cualquier caso un contratiempo y había que adaptarse. Muchas marcas de nuestro entorno nacional quedaron fuera de juego y se perdieron en el camino en este punto (Naak Time, Paco Dalmo, Sibari, Simpel Brand, Intropia, Eme, Hookana, Tenders...y casi Hawkers).

Los meses siguientes vinieron cargados de lecciones, de aprendizajes, de ideas, de idas y de venidas, pero por fin, del día a día en una marca de ropa. Era lo que llevábamos largo tiempo deseando todos nosotros y la ilusión nos servía de gasolina en los días más difíciles, sabíamos que los comienzos serían complicados y estábamos convencidos de que el tiempo nos daría oportunidades.

En noviembre de 2019 esa primera oportunidad llegó, y a pesar de que en un principio estaba descartado por presupuesto, las suertes se alinearon y dimos con un barrio y local que reflejaban todo aquello que buscábamos. Byron Becquer podría abrir su primera tienda física! Del Madrid de los Austrias nos gustó todo. Por cuestión de historia, de sabores, y como no, por ser zona con una enorme tradición comercial de antigüedades, arte e interiorismo. Casaba con nuestro lenguaje y no íbamos a dejarlo pasar. Pocas semanas después las luces se encendían y el olor de algodón "recién orneado" recorría Nuevas Galerías, los madrileños tenían ya a su alcance un primer pedacito de Romanticismo.

Transcurría diciembre, la tienda abría y las prendas se vendían en horario matutino cada fin de semana, los clientes se arremolinaban por momentos en el pequeño y pintoresco establecimiento, los domingueros y los turistas curioseaban, y las prendas menguaban y se reponían. Transcurría enero y la tienda abría cada fin de semana en horario matutino, las Navidades nos dejaban y con ellas buena parte del frenesí consumidor de la población, llegaban rebajas generalizadas en el sector pero las ventas se seguían produciendo, aumentando respecto a diciembre, y haciéndolo nuevamente en febrero respecto a enero, y entonces llegó la bomba de este histórico marzo.

8 meses después de este paréntesis que todos hemos vivido en 2020 aquí nos encontramos. Poco a poco el mundo piensa en 2021 y en la normalidad, y Byron Becquer vuelve a la actividad con la ilusión intacta y aferrados cada vez a mayores argumentos. El sector fluye y aligera peso en lo que a oferta respecta, nosotros seguimos en pie y creemos que esta es nuestra gran oportunidad. Queremos crecer y es momento de ser ambiciosos, los recursos hoy valen más que ayer y por ese motivo te invitamos a participar en esta campaña de crowdfunding, a tener derechos vitalicios en este proyecto y a llevar Byron Becquer a dónde nos lleve la ilusión y a donde nos lleve el Romanticismo.

    Punto actual. Campaña.

Porque, ¿Qué nos falta a día de hoy? ¿Qué herramientas aspiramos obtener con esta campaña? ¿Qué conseguimos con ella? En primer lugar nos permitirá conocer a más gente ilusionada por esta visión de la moda y con interés en la venta online (único sector al alza en la actualidad), gente con quien compartir vivencias y nuestra inquietud empresarial, algo que ya de por sí encontramos muy valioso. Por otro lado en Byron Becquer tenemos mucho que contar (bendito problema), tenemos mucho que transmitirle a nuestros seguidores y a nuestros clientes sobre este prodigioso periodo de la historia, queremos intercambiar mucho con ellos y para esto nos es esencial poder crear más contenido, algo que hasta ahora no se ha podido hacer por falta de medios dado que se destinaron a lo estrictamente necesario para funcionar.

Cómo no, también tenemos mucho que transmitir a través de nuestra ropa y tampoco hemos podido contar con la libertad deseada, el producto hoy no es el que podríamos tener hecho a la carta en el día de mañana así que con la campaña queremos liberarnos para acelerar este paso tan beneficioso y desarrollar una colección 100% made in Byron Becquer de la que ya conocemos muchos diseños y algunos nuevos tipos de prenda.

También queremos dejarnos ver, desde el momento que sea posible asistiremos a ferias (Empezando por la próxima Momad) para difundir nuestro mensaje y que nos pueda conocer también público especializado en el sector de otros países. Tecnológicamente hablando planeamos adquirir una máquina de impresión digital textil (EPSON F2100) para mejorar plazos, márgenes y capacidad de reacción, e incorporar la compra vía whatsapp, pues la venta es un proceso que debe ser minimalista. A partir de ahí sobra decir que planeamos expandirnos, vamos a ampliar tienda en Madrid y a abrir una oficina que a la vez va a ser centro de producción, además tenemos previsto abrir dos tiendas en sendas capitales a lo largo del año 2021. Trabajamos con la idea de que una esté en Sevilla y la otra en Toledo. Y con la ayuda de la campaña desde luego también queremos hacer un mayor gasto en marketing con el que crecer paulatinamente, y este es muy buen momento para ello, en el que la publicidad se ha abaratado y la gente pasa más tiempo en casa.

Las claves por lo tanto serán estas, y también caminar con una brújula en la mano, pisar con pies de plomo y emplear la memoria para avanzar con constancia teniendo siempre presente nuestras señas, y es que esto siempre será lo más valioso con lo que cuente Byron Becquer, su espíritu, para avanzar con convencimiento y para enamorar cada día a más gente. Hoy el consumidor premia la personalidad, y de eso nosotros podemos aportar un poco.

Dicho todo esto y sin atrevernos a extendernos ya más, lanzamos la más cálida invitación a nuestros visitantes a formar parte de este fantástico proyecto colectivo junto a todos nosotros. Un proyecto bien enraizado y que mira hacía muy arriba. Un proyecto andado y, sobre todo, por andar. Con todo lo hermoso del camino aún por delante.

Y hasta aquí nuestra pequeña historia. No tenemos el placer de conocerte, estimado visitante, pero de alguna forma ya te hemos cogido cariño, pues ahora ya conoces nuestra historia y con ella ya llevas dentro un cachito de Byron Becquer y de nosotros mismos. Muchas gracias por tu rato, esperamos verte muy pronto. ¡Un cordial saludo, nos vemos!

¿Contamos contigo?